Por Álex S. alumno de 2º BAC
A las doce de la noche las farolas se apagan
dicen que les da igual lo que la gente haga
se ponen el pijama, se van a la cama
y utilizan como sábana la noche estrellada.
Los búhos se despiertan y las personas duermen
excepto alguna otra por sustancias psicotrópicas
nada de esto es típico, todo esto es mágico
como Adán y Eva saliendo del Edén.
A las doce de la noche las calles están en calma
cuando la tormenta amaina y el silencio predomina,
sale a la calle toda esa chusma rara
cuyo pelo es una roca por tres litros de gomina.
Las navajas vuelan, las lágrimas caen
y los niños lloran a la vez que patalean.
Los padres se despiertan, esos ya no duermen
ese es un trabajo que hemos de reconocer.