-«A lo largo de varios días del mes de abril, hemos podido realizar un jobshadowing en la escuela FABLAB de Reikiavik.

En ella, la responsable de coordinar los programas Erasmus, Augusta, junto con varios profesores más, nos fueron explicando el funcionamiento del sistema educativo islandés (centrándose en los alumnos de 16 a 19 años), y realizamos visitas a distintas clases y talleres que componen dicha escuela.

Estos días nos sirvieron para conocer desde dentro una escuela islandesa y ver las diferencias que hay entre su modelo educativo y el nuestro.

En el modelo islandés no existe el concepto de clase como tal, es decir el alumno no es del C, T o H, no es de GM o GS sino que cada alumno en función del itinerario que luego quiera desarrollar va eligiendo cada semestre de manera totalmente voluntaria las asignaturas que quiere cursar, de ahí que el profesor tampoco conoce de antemano ni la asignatura que va a impartir ni el número de alumnos con los que va a trabajar.

La disposición de las clases también es muy diferente, no están organizadas en filas y de manera individual sino que están agrupadas y además son mesas altas para que así al profesor le resulte más cómodo cuando tiene que acercarse para resolver dudas. Todas las pizarras son digitales y en las clases no hay paredes como tal sino que muchas son pizarras sobre las que alumnos y profesores pueden ir resolviendo los ejercicios prácticos que se plantean.

Una de las cosas que más nos llamó la atención fue que el edificio por dentro no se asemeja al concepto de colegio que tenemos nosotros, sino que se trata de un espacio para que el alumno se sienta como en casa, pero de una manera literal; repartidos a lo largo del edificio y en todas las plantas disponen de una gran cantidad de espacios decorados con muebles y sillones donde poder estar un rato, trabajar o simplemente descansar. Nos sorprendió lo cuidados que estaban todos estos espacios y el silencio que había tanto en clase como en el resto de espacios.

En Islandia todos los centros educativos, sean del nivel que sean son públicos y su mantenimiento se costea a través del Gobierno y en algunos casos a través de los ayuntamientos. Destacan los recursos con los que cuentan en los talleres; pudimos visitar los talleres de los que dispone la escuela FABLAB y comprobamos que disponen de la última tecnología para que el alumno pueda desarrollar la especialidad que está cursando aprendiendo de una forma totalmente práctica, experimentando, fabricando y desarrollando diferentes prototipos.

También pudimos aprovechar para conocer Reikiavik, la capital y la que aglutina la mayor parte de la población islandesa, que en total no llega a 400.000 habitantes. Es una ciudad que se recorre muy fácilmente y que se vertebra en torno a dos calles, Skolavoroustigur y Laugavelur.

En ella destacan su iglesia Hallgrimskirja, de confesión luterana y visible desde cualquier punto de la cuidad y el lago Tjormin en pleno centro urbano, visita imprescindible en cuyo entorno se encuentran el Ayuntamiento y el Parlamento, El Viajero del Sol, en el paseo marítimo y que recuerda a un barco vikingo, es de lo más fotografiado y un poco más arriba se encuentra el Harpa que es una especie de museo moderno que alberga diferentes exposiciones, cafés y restaurantes. Muy cerca se encuentra el Puerto Viejo una zona muy agradable para pasear. En resumen, Reikiavik es una ciudad que sorprende y que presenta un montón de alternativas y actividades para realizar.»-