Por Miguel C, alumno de 2º BAC
Fue entonces cuando, tras meses de preparación, me decidí a hacerlo. Era un plan inquebrantable, todos y cada uno de los eslabones de este estaban perfectamente unidos para que ninguno fallara e incluso disponía de compañeros que harían de salvavidas en caso de que el plan se fuera a pique.
Salí con mi traje de oficial del que había sido mi dormitorio durante todos esos años, recorrí los pasillos de la que había sido mi casa desde que todo ocurrió, y llegué a la última sala. Ese era el lugar que determinaba el punto de no retorno. Era indetectable para las cámaras y el único hilo que podía quedar suelto ya tendría que haber sido solucionado por Dimitri según acordamos.
La puerta se abrió, todo había salido según lo planeado, había conseguido ser invisible por una noche, los guardias de seguridad seguían sin sospechar nada, había desaparecido para el resto compañeros por una noche, y había escapado de la prisión de Trantor.