Por Fernando L. alumno de 2º BAC
Son las doce de la noche. Mi mujer y mis hijos llevan ya dos horas durmiendo. Sigilosamente, me levanto de la cama, me visto y me voy al coche. Llevo puesto el uniforme, en diez minutos llegaré. Las calles están desiertas, parece que la ciudad se haya dormido y que la luna sea la única despierta. Recojo la basura de los contenedores y limpio algunas calles que tienen desperdicios.
Después del esfuerzo de toda la noche, el cielo ya empieza a clarear y de nuevo la gente pensará que alguien invisible es el que ha limpiado la ciudad. Ése soy yo: Ramón López, basurero de la calle Maurice Ravel.
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