Por Rodrigo R. alumno de 1º BAC
Pleno abril y, como no, otro día lluvioso en la ciudad de Zaragoza. Hoy era uno de esos días que no apetecía hacer nada; ni tan siquiera salir de casa. Sólo se anhela una tacita de chocolate caliente con churros tapadito en el sofá. Y en esas me encontraba, hasta que vino mi hermana a interrumpir el ambiente de calma que se respiraba en todo el salón.
¿Qué cuáles son los placeres de la vida? ¡Y yo que sé! Eso depende de cada persona, y es sin lugar a dudas una pregunta verdaderamente ambigua. Lo único que se me ocurrió decirle era que subiera a la buhardilla, donde yo encuentro uno de los mejores placeres de esta vida. Le dije que un día lluvioso como hoy, lo mejor que podía hacer era sentarse en el pequeño banco con cojines que había junto al ventanal de la buhardilla con papel y lápiz. Seguro que, disfrutando de un gran placer de la vida, mientras observa el lluvioso panorama, se le ocurren todos los demás.