Por Lucía B. alumna de 1º BAC
No era mi intención destruirlo todo. Yo solo seguía mi camino y aceleraba más y más para llegar a él, pero llegado al final, me di cuenta de que a veces peco de impaciente y de que debería haberme dado por satisfecho con pasar a su lado entre aquel pasillo azul y blanco y poder observarle de cerca, pues el abrazo que quería darle pronto se convirtió en destrucción masiva y caos.
Sin embargo, nadie puede decir que fue con maldad pues detrás de toda esa devastación, había buena intención, ya que yo solo quería agradecer a aquel planeta azul el que me alegrase la vista cada día contemplándolo desde mi órbita mientras poco iba acercándome a él.
Memorias de un meteorito