Por Lorena L. alumna de 2º BAC
Todo el mundo dice que la primera noche en el calabozo es la peor y es así.
Todo era oscuro, muy pequeño, tanto que llegaba incluso a ser claustrofóbico. Esta situación me agobiaba, era la primera vez que la vivía y nunca había vivido algo así. No era un calabozo físico, realmente yo no estaba en ningún sitio que no fuera mi habitación pero mi cabeza se había convertido en uno. Últimamente había tenido problemas familiares y si a eso le sumas el estrés social y los montones de exámenes que tenía… me cerré en banda. Comencé a estar inquieta, a no poder mantener en calma mi pierna y a no poder tener las manos quietas ni un segundo. Esta fue mi primera noche en mi calabozo mental pero no la última.