Salesianos Zaragoza
Se me aparece mi hada madrina

31 marzo 2025

Por Celia G. alumno de 2º BAC

 

 Aquella noche de Navidad, el sueño me envolvió más rápido de lo normal. De la nada, una neblina dorada apareció, y con ella mi tía Yoli, vestida con un tutú brillante que le quedaba torcido y unas alas que se tambaleaban a cada paso. «¡Sorpresa, Celita soy tu hada madrina!», anunció con una torpeza característica, mientras se acomodaba las gafas que casi se le caían.  

Con un giro de su varita —que más parecía la cuchara de madera que le traje de Malta—, me llevó al pasado. Allí estaba yo, un bebé inquieto en una cuna portátil. “¡Mira la que has liado!”, rió mi tía Yoli, señalando el momento en que rompí la cuna al intentar saltar hacia ella, confiando en que siempre me atraparía. Y así fue.  

Otro giro y llegamos al presente. Estábamos en su casa, donde suelo ir a imprimir trabajos. Allí estaba yo, sentado a su lado, contándole historias mientras la impresora zumbaba. Ella reía con la misma ternura de siempre, con esa paciencia infinita que solo ella tiene.  

Finalmente, me mostró el futuro. Ahora yo estaba en un aeropuerto lleno de maletas y anuncios en otros idiomas. Mi trabajo me llevaba por el mundo, cruzando países y horarios, pero una constante seguía ahí: cada mañana, su mensaje llegaba puntual. «Feliz día. Te has echado bien de crema?». Y, sin importar el país, la hora o el cansancio, siempre le respondía. 

 

     Desperté con una sonrisa y el corazón lleno de gratitud. Mi tía Yoli siempre sería mi hada madrina, ayer, hoy, mañana y siempre.

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