Por María Rabinal, coordinadora de pastoral
¡Por fin llegó el primer viernes de junio! Pero no era un viernes habitual: ¡empezaba nuestro viaje a los Juegos Intersalesianos! 152 personas partimos en tres buses hacia Alicante: 130 participantes de tres deportes (voley, baloncesto y fútbol) junto con 22 adultos entre entrenadores/as y miembros de la comisión. Entre los participantes había alumnado del colegio y también jugadores/as del CD Boscos, incluidos de otros colegios. Las edades de los participantes iban 5º de Primaria a 1º de Bachillerato. Nos sentamos en el asiento y nos atamos el cinturón, emocionados por un fin de semana inolvidable y esperando que la previsión meteorológica no «mojara» nuestros partidos.
Nos alojamos en el colegio salesiano de El Campello durante las dos noches. El sábado a las 8 de la mañana ya estábamos preparados para la ceremonia de inauguración, con el encendido de la antorcha olímpica. Fue un día de no parar: cada equipo jugó como mínimo 4 partidos a lo largo del día, y por suerte, el sol nos acompañó. También hubo afición zaragozana que se desplazó hasta Alicante: varios padres, madres y hermanos/as de los jugadores animaban en la grada sin cesar con la camiseta que se hicieron para la ocasión, con el lema «Una afición de corazón: apoyando, animando, disfrutando».
Conforme avanzaba el campeonato, la afición se concentraba en los partidos de semifinales y finales. ¡Qué alegría colectiva cuando un equipo maño llegaba tan lejos! Nos volvimos con dos copas en baloncesto: una copa de plata en Alevín masculino y otra de oro en Infantil Masculino. ¡La cara de alegría de los ganadores vale millones! Y, sin duda, fue un gran aprendizaje gestionar la frustración al perder algún partido. El domingo pasamos una mañana de playa, con chapuzón en el mar incluido, reponedor para muchos de nosotros. Por la tarde nos volvimos, con el cuerpo cansado pero con las pilas recargadas.
También me gustaría agradecer a los miembros de la comisión, tanto del CD Boscos como del colegio, y al profesorado y entrenadores/as por su trabajo en equipo y colaboración en el desarrollo de estos juegos. ¡Gracias!
El lunes, los comentarios de mis alumnos y alumnas me hacen reflexionar sobre lo vivido: está claro que lo mejor no fue ganar o perder, sino el buen ambiente que se respiraba en el campeonato, el juego en equipo de nuestros chicos y chicas y el conocer a gente de otros lugares de España. Los ánimos del equipo al ganar un punto en voley, la afición gritando «Zaragoza nunca se rinde» en baloncesto y las asistencias en fútbol que hacían que ese gol fuera compartido. Lo que se siente en esos momentos, tanto los jugadores como la afición, no se puede describir con palabras. Y eso, precisamente, es lo que hace grande el deporte: que un equipo sea mucho más que la suma individual de sus jugadores.
Alguien me dijo una vez que un viaje se disfruta tres veces: antes, durante y después. Las dos primeras ya las hemos pasado, pero, efectivamente, estamos en la «resaca emocional» de los XXI Juegos Intersalesianos. El cansancio del lunes merece la pena por todo lo vivido allí. ¡Nos vemos en los XXII Juegos Intersalesianos pero… ¿en qué casa salesiana serán?