«Convertise» es dar frutos en el camino de la FE
Por Parroquia

La conversión consiste en dejar atrás nuestras miserias y abrazarnos a Cristo, que nos lleva a vivir la libertad de hijos e hijas de Dios. Experimentar su perdón y comenzar una nueva vida. Porque la conversión no es llegada sino seguimiento tras los pasos de Jesús…
La parábola del evangelio de hoy es muy ilustrativa. Si somos sinceros, hemos de reconocer que nos cuesta identificarnos con el hijo pródigo y con el hermano mayor sin entrañas. Quizás porque no nos consideramos tan calaveras como el pequeño, ni tan mezquinos como el mayor. Y de este modo, nos quedamos sin experimentar el amor entrañable de Dios, nuestro Padre. Entonces, nos perdemos la fiesta, la loca alegría del Padre que corre a abrazar al hijo que vuelve a casa.
Revisemos nuestro compromiso con el camino de Cristo. Pidámosle la fuerza de su Espíritu para que podamos vivir reconciliados con Dios y con los demás.
Reflexiona…
¿Con cuál de los hijos me identifico más en este momento de mi vida? El pequeño quiere ser libre y feliz lejos de Dios Padre. El mayor vive en casa del Padre, pero no como un hijo, sino como el “cumplidor” que espera siempre el premio.
¿He descubierto ya que es más importante el amor y la acogida del Padre que las actitudes de los dos hijos?
Para rezar…
Señor, nos cuesta ver el horizonte de nuestros viajes de cada día. Ayúdanos a ver en profundidad, a ser más conscientes de todo lo que nos habla de verdad y libertad auténticas. Todos los momentos del día son medios para relacionarnos contigo.
En estos momentos, Padre nuestro, siempre estás dispuesto a recibirnos en tu casa, a pesar de que nos hemos marchado lejos, buscando la vida y la felicidad en otros lugares.
Y, aunque no nos hemos ido de tu casa, no hemos vivido en ella como verdaderos hijos e hijas compartiendo tu amor de Padre, sino intentando “cumplir” en todo para que no te enfades, o para buscar un premio de tu parte.
Dios, Padre nuestro, ayúdanos a vivir en tu casa como tus hijos e hijas. Amén.