Tecnología e inclusión
Por Equipo Mind Rɜvolution
Los tecnólogos del futuro no deberían ser únicamente hombres
Los científicos, inventores, ingenieros, las personas que van a liderar nuestras empresas y laboratorios y que van tener que gestionar el gigantesco reto científico y tecnológico que se nos viene encima están actualmente en los colegios. ¿Estamos haciendo lo suficiente para poder tener en un futuro próximo la mejor generación de tecnólogos posible? Podemos dividir esta pregunta compleja en tres preguntas simples:
- ¿Estamos dedicando suficientes recursos?
- ¿Tenemos a los mejores profesionales dedicados a esta tarea?
- ¿Aportamos a los niños y jóvenes modelos reconocibles y cercanos en el mundo de la tecnología, personas a las que se quieran parecer?
El primer punto es claramente una responsabilidad de las administraciones (autonómica y estatal). El segundo es una competencia de las universidades en su origen y del estado en el proceso de selección. Sin embargo, en el tercer punto hay una responsabilidad compartida por el conjunto de la sociedad. El punto 3 está íntimamente relacionado con la ausencia de vocaciones científicas y tecnológicas entre las chicas.
En nuestras aulas detectamos una creciente desafección hacia los estudios de tipo científico técnico (STEM) unido a una fuerte asimetría de género en la elección de las profesiones. Se observa, con preocupación, cómo el número de alumnas que eligen carreras de tipo técnico es muy inferior al número de alumnos. Esta situación llega al límite en las especialidades industriales de FP. Sin embargo, los análisis sobre el futuro profesional apuntan a una necesidad creciente de personas formadas en el ámbito científico-técnico. Nuestra propuesta trata de cómo las empresas tecnológicas y los colegios pueden unir esfuerzos para solucionar este problema.
Mind Revolution aborda cómo definir un nuevo modelo de colaboración entre empresas tecnológicas y escuelas. La visita puntual, la charla programada no es suficiente para motivar una vocación. Hay que colaborar más allá de lo anecdótico.
Nuestra propuesta consiste en compartir el conocimiento, sumar, buscar inspiración para nuestros alumnos en el mundo de la innovación industrial, plantear retos que les emocionen y les motiven a ser protagonistas de los cambios tecnológicos que tiene lugar a su alrededor y muy especialmente fomentar las vocaciones científico-tecnológicas entre las chicas.
Construir cosas reales
¿En qué punto de nuestros itinerarios educativos las chicas se decepcionan con las ciencias y la tecnología? No hay una respuesta clara pero parece que es en los primeros curso de la ESO cuando muchas niñas ya han decidido que las ciencias y la tecnología no son lo suyo. Se han realizado muchos estudios sobre la percepción que las chicas llevan a cabo sobre su propio rendimiento. Creemos que es importante adelantar a estas etapas tempranas aquellas experiencias que sirvan para alentar vocaciones científicas y tecnológicas, especialmente pensando en las chicas.
¿Cuándo nos olvidamos de lo importante que es construir cosas con nuestras propias manos? Mind Rɜvolution retoma esa antigua afición de los humanos: fabricar útiles y bellos llegar a un producto final. Para ello se programan actividades para diferentes edades, eminentemente prácticas que llevan a los alumnos y muy especialmente a las alumnas a pensar que les gustaría trabajar diseñando y construyendo cosas tan divertidas como las que hacemos. En último término, el proyecto surge del encuentro de una gran empresa de tecnología, BSH, y un colegio, Salesianos Zaragoza, que buscan colaborar por un objetivo común: mejorar la enseñanza de las ciencias en edades tempranas.
Una estrategia en tres frentes:
Ciencia y tecnología en edades tempranas (6-12 años). Presentemos modelos cercanos de tecnólogos, especialmente de mujeres tecnólogas.
En Mind Rɜvolution el hilo conductor son las personas. La exposición temprana de los alumnos a mujeres motivadas, apasionadas y comprometidas con la tecnología que les sirvan de modelos cercanos pueden cambiar su vocación. Consideramos dos tipos de modelos:
- Adolescentes, entusiastas que actúan transmitiendo en cascada su interés por la tecnología. Su papel es el de monitores, dinamizadores en actividades de tipo práctico, proyectos de aprendizaje servicio, con un fuerte componente lúdico.
- Adultos cuya profesión o punto de vista fomente esta visión. Tecnólogas especialmente, que con su cercanía y capacidad de interacción con los participantes puedan convertirse en modelos que deseen imitar.
En esta etapa el modo de hacerlo es mediante una actividad de aprendizaje servicio a la que le hemos llamado La maleta MR. Grupos de 4 o 5 alumnos de 1º de bachillerato, en colaboración con su profesor de ciencias y de acuerdo con un maestro de primaria o de infantil organizan un taller científico. El reto es que los materiales quepan en una maleta y se puedan reutilizar, prestar, usar muchas veces. Procuramos que la actividad sea liderada en la medida de lo posible por chicas. Con ello conseguimos acercar a las aulas de infantil y primaria modelos de chicas que estudian ciencias y proporcionar a los maestros recursos para poder llevar a cabo clases de ciencias más dinámicas. Las actividades se realizan en colegios del entorno, en las aulas hospitalaria, en aquellos centros en los que disponer de materiales o de personal para realizar experiencias resulta complicado. Por ello es un servicio.
Ciencia y tecnología en edades intermedias (12-18 años). Fomentar vocaciones científicas y tecnológicas, especialmente entre las chicas.
Esta es la etapa en la que se decide qué se quiere ser de mayor. El hilo conductor es que conozcan a personas adultas, especialmente mujeres, que trabajan en campos de tecnología e innovación y que son capaces de transmitir su pasión, entrega e ilusión por su campo.. La forma es un taller de 45’ durante los cuales la tecnóloga les cuenta su experiencia profesional, habla de lo que ella sabe hacer y les propone un pequeño experimento práctico.
Otra modalidad son las píldoras de realidad (enseñanza reglada: ESO, BAC y FP), en las que un tecnólogo de una empresa propone personalmente un reto, un problema concreto para ser resuelto por los alumnos. En este punto caben proyectos de cualquier disciplina de la empresa.
Mentorización de grupos de jóvenes (16+). Inmersión de grupos de jóvenes en actividades de innovación divergente.
En este bloque avanzamos en el nivel de compromiso de los estudiantes. Va dirigido a estudiantes de bachillerato, formación profesional y primeros cursos de universidad; son alumnos ya comprometidos con la tecnología y con una fuerte pasión por ella, que ya han demostrado que se quieren dedicar a este mundo. El hilo conductor es la participación en un programa de intensificación tecnológica en el que los alumnos tienen la posibilidad de contar con mentores que les ayuden a desarrollar sus proyectos y les orienten en los años previos a la inserción laboral (inicialmente el mentor se restringiría al año académico dentro del programa Mind Revolution, pero si el vínculo entre alumno y mentor es fuerte, pueden continuar).
Esta etapa plantea como originalidad la colaboración entre alumnos de FP y alumnos de bachillerato. Los alumnos se dividen en indagadores y constructores. Los primeros (alumnos de 1º y 2º de bachillerato y primeros cursos de universidad) diseñan un dispositivo que dé respuesta a un reto tecnológico, en ocasiones con utilidad social o vinculados con los objetivos de desarrollo sostenible. El resultado final es un prototipo o diseño que demuestre la viabilidad de la solución encontrada. La actividad se lleva a cabo dentro de un espacio propio, donde los estudiantes se sienten protagonistas y puedan seguir desarrollando su actividad innovadora de una manera continua más allá del tiempo dedicado a la misma. En dicho espacio se pretende promover el diálogo, la cooperación, el trabajo en equipo y la imaginación.
Por su parte los constructores, son alumnos de FP que reciben encargos concretos para desarrollar, desde la fase anterior hasta un dispositivo funcional. Dividen el proceso constructivo en bloques, dibujan planos, diseñan circuitos, mecanizan piezas. Resuelven los problemas técnicos inherentes a esta etapa. Cuentan con apoyo técnico de sus profesores y de técnicos de la empresa. Muchos de estos trabajos son proyectos finales de etapa de sus cursos.
El futuro: innovación inclusiva
Hay un poema de Gloria Fuertes que dice: ““Lo primero, la bondad/ lo segundo, el talento. / Y aquí termina el cuento”. Este poema resume el espíritu del proyecto. Fomentar que surjan vocaciones científicas y técnicas, buenas personas con brújula en el corazón, que mejoren este mundo con su talento.
El proyecto ha ido creciendo hasta abarcar a otras empresas de innovación como HMY Yudigar e Instrumentación y Componentes SA y otras instituciones como el CSIC. Convencidos de la necesidad de darle un giro inclusivo a la enseñanza de la ciencia y la tecnología, a finales del 2019 nos decidimos a liderar una petición de subvención en la Convocatoria de ayudas para el fomento de la cultura científica, tecnológica y de la innovación. En esta convocatoria planteamos una estrategia de contagio social entre empresas y colegios en su entusiasmo por la ciencia y la tecnología. Intentamos promover la alfabetización científica entre escolares y jóvenes no universitarios mediante el contacto directo con el método y la práctica investigadora, ese es el reto. ¿Cómo? A través de la formación de una red local de clubes de ciencia y tecnología, ubicados en colegios de difícil desempeño. Jóvenes voluntarios que ya conocen nuestro proyecto, porque han participado en él como usuarios de últimos cursos o monitores, asesorados por personal de las empresas y de nuestro propio centro, liderarán pequeños clubes de tiempo libre en el barrio y en barrios marginales. Cada club se alimentará con los materiales y actividades generadas por el conjunto de la red. Los usuarios de los Clubes de Ciencia y Tecnología serán alumnos y alumnas de las etapas de Infantil y Primaria, planteando en una primera etapa trabajar con al menos 4 centros de enseñanza locales. Cada célula tendrá autonomía para plantear nuevas acciones, en coordinación con la red. Las actividades se organizan entorno a un trípode: construcción de prototipos (proyecto retos), pensamiento computacional y convivencia con científicas y tecnólogas cuyo testimonio cercano pueda servir como referente.
Creemos que las empresas y los colegios pueden colaborar de una forma más intensa, tal y como hemos hecho BSH y Salesianos. Por ello nos gustaría que este primer paso conjunto, el proyecto Mind Revolution, se extendiera a más empresas y a otros centros educativos. Las buenas ideas hay que compartirlas y por ello apostamos porque logremos mediante esta iniciativa aumentar significativamente el número de alumnos (y especialmente de chicas) que estudian ingenierías, física, matemáticas,… Creemos que es imprescindible que en el debate público y en la agenda política aparezca como prioridad el apoyo para que surjan vocaciones científicas y tecnológicas, para que nuestros niños y especialmente niñas vean que este puede ser su futuro y de este modo tengamos científicos y tecnólogos suficientes en la próxima generación.